viernes, 19 de enero de 2007

¿Cargarse el estandarte?


La vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, de seguir siendo útil. El poeta Vicente Aleixandre destaca esta capacidad: “Tradición y revolución. He ahí dos palabras idénticas”.

Es una vana pretensión querer, por cambiar los símbolos, que la Filà se adecue a nuestros deseos. Además ¿queremos ciertamente variar todo lo que somos, perder nuestra identidad, convertirnos en otra cosa?

No sé de qué nos va a proteger un nuevo escudo. Quizás de la incompetencia, quizás nos lleve a comprender que hemos hecho veinte años el ridículo, ¡vaya salvación más triste!

Se pretende así cambiar la Filà, refundarla, pero no en una dirección concreta, sino borrando un pasado que a muchos puede parecer amable. Nuestro estandarte recoge lo que somos, todos sus símbolos tienen su significado. Entiendo que se quiera adecuar, pero no restando y olvidando. Es lamentable derribar viejas casas con historia y sustituirlas por edificios impersonales.

En el fondo, al parecer, es que se tienen muchos recelos de la vieja guardia. Pero lo mejor del caso es que no existe. No hay más que rutinas perfectamente mejorables.

En fin, antes de meternos en gastos, habrá que ver si realmente nos representa y que de nuevo aporta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

RENOVARSE O MORIR;
Creo que lo más inteligente es aprovechar toda la información que nos esta llegando a borbotones de la imagen de los Templarios y adaptarla a nuestros sorportes. Hay que ser camaleonicos, sin perder nuestros rasgos de identidad, es decir, hacer uno nuevo comtemplando todas las etapas de la Fila (Incluido Milu). Viva Felipe, la Filosofia, La Falla del Pino y la madre que os pario. Javieret