domingo, 1 de abril de 2012

Calçotà

No me acuerdo de lo que tenían que acordarme ni de lo que tenía que decir. Lo siento. No se como consigo que se haga tan tarde. El dios de los irresponsables es mi compañero. Miro en el reloj las horas y todas parecen aceptables. Las ocho, es de día. Las once, habrá que cenar, las tres ¡ya está bien!, pero no es la madrugada. Amanecer del día siguiente es un exceso. El problema del tiempo es que es un maricón.