viernes, 19 de enero de 2007

¿Cargarse el estandarte?


La vitalidad de una tradición depende de su capacidad para renovarse, de seguir siendo útil. El poeta Vicente Aleixandre destaca esta capacidad: “Tradición y revolución. He ahí dos palabras idénticas”.

Es una vana pretensión querer, por cambiar los símbolos, que la Filà se adecue a nuestros deseos. Además ¿queremos ciertamente variar todo lo que somos, perder nuestra identidad, convertirnos en otra cosa?

No sé de qué nos va a proteger un nuevo escudo. Quizás de la incompetencia, quizás nos lleve a comprender que hemos hecho veinte años el ridículo, ¡vaya salvación más triste!

Se pretende así cambiar la Filà, refundarla, pero no en una dirección concreta, sino borrando un pasado que a muchos puede parecer amable. Nuestro estandarte recoge lo que somos, todos sus símbolos tienen su significado. Entiendo que se quiera adecuar, pero no restando y olvidando. Es lamentable derribar viejas casas con historia y sustituirlas por edificios impersonales.

En el fondo, al parecer, es que se tienen muchos recelos de la vieja guardia. Pero lo mejor del caso es que no existe. No hay más que rutinas perfectamente mejorables.

En fin, antes de meternos en gastos, habrá que ver si realmente nos representa y que de nuevo aporta.

Programa Provisional Mig Any 2007

Pincha aquí para verlo.

miércoles, 17 de enero de 2007

erizos - sabado 20 - casa pere ( indonesio )

Una delicatessen marina




El erizo



Los primeros que descubrieron las cualidades gastronómicas del erizo y su exquisito sabor no fueron gourmets ni grandes chefs en busca de sabores nuevos con los que enriquecer sus cartas, sino rudos pescadores, acostumbrados a disfrutar del sabor del mar sin aditivos, conservantes ni colorantes. Estos hombres supieron apreciar la frescura y riqueza de una carne que hacia la boca no sólo agua, sino agua de mar, cuando se ingería solo o acompañado de un poco de pan. Ha tardado mucho tiempo en ser considerado un manjar digno de las mejores mesas, pero hoy en día el erizo no puede faltar en ninguna despensa que se precie de exquisita.

Aunque hay más de 750 variedades de este animal marino de aspecto insólito -está cubierto de un caparazón lleno de púas-, son tres las variedades más apreciadas por su valor gastronómico.

La parte comestible del erizo son las cinco glándulas genitales o masas ováricas, de un color que va del anaranjado pálido, en los machos, al rosado casi rojo, en las hembras. La mejor estación del año para la recolección son los meses fríos, de noviembre a abril. Arraigado en algunas cocinas costeras, como DENIA, el erizo apenas se come en el resto de España. Pero esta situación puede empezar a cambiar ahora que algunas empresas lo comercializan envasado y se popularizan platos como los canapés o tostadas con yemas de erizos , los erizos de mar gratinados al cava o la crema de erizos de mar .



"al primero que uno se toma, la boca no se le hace simplemente agua: se le hace agua de mar, con todos los olores y los sabores marinos. Y después de tomarse quince o veinte docenas -porque el tomar este marisco no es comer ni beber, sino respirar en pleno océano-, la más fina langosta le sabrá a uno a galápago y las mejores almejas a neumáticos de automóvil".

De verdad: si quieren hincharse de brisa marina... cómanselos tal cual, al natural, por supuesto de aguas muy limpias: es como dan lo mejor de sí mismos, ese sabor yodado, fuerte y delicado a la vez, que los ha hecho tan apreciados.





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