domingo, 17 de junio de 2007

Guerra a la vanidad

(Advierto que he bebido. Hay un dicho que habla bien de lo que dicen los borrachos, y muchas experiencias propias que dan cuenta de las estupideces que suelen contar).

Los moros no son peligrosos. Es harto improbable que vayamos a morir en estas guerras nuestras, o en esas otras más generales de bombas y aviones.
Los desembarcos tampoco nos son graves. Ni el del puerto, ni el de los cayucos.
Nosotros desapareceremos porque reverenciamos (o envidiamos) a Paris Hilton.
Ella, sus compañeros y admiradores son los puñeteros liquidadores de nuestro bando.
Yo los declararia algo así como "no-puedes-ser-templari-porque-eres-imbecil".
También propondría que las otras filaes no los admitieran.
Siempre dando la posibilidad de que se remedien, naturalmente.
Son como un tío que viene, y cuando estás dormido, se te caga encima. Pero a parte de llamarle gilipollas, y como mucho, partirle la cara, no haces nada. Hasta podría parecer algo osado, como cosa de un valiente. Nada de eso. Un guarro malasombra.