sábado, 22 de septiembre de 2007

Cena de Dani, el Tro

Ciertamente nunca hemos definido con precisión lo que era la Filà Templaris. Quizás no fuera necesaria una declaración pública,- aunque sí ha habido más de una definición privada, de ahí viene todo ese rollito de los filósofos y los que eran más bien pragmáticos, aunque para mí todas estas reduciones políticas tienden a simplificar innecesariamente las cosas.-
Y entonces, cuando Hay una evidente sensación de incomodidad porque no sabemos explicar a todos esos nuevos lo que somos, cantamos. Bueno, canta Kiko, y los demás decimos parrapapá parrapapá, chumba chumba. Es un método, una forma de explicación, sin duda. Lamantable, claro que sí, pero es sencilla, y clara. Que seamos muchos, y seamos buenos, y todos amigos, es un sueño. Tan factible como dependiente de la voluntad.
Me encanta hablar de la voluntad, es la reina de todas las cosas. Es el "querer". Las lenguas romaces lo identifican con "amar". Y aunque pienso que tener unas lenguas que dan unos significados tan sentimentales a las cosas no coloca en una situación descolocada, lo prefiero.
Por otra parte, no sé porqué cojones tengo que soñar tan amenudo con la Filà, y con la mili,- con que tengo que volver, a mi edad,- debe ser algo que tenga que ver con que son experiencias traumáticas, algo alucinatorio.
También suelo relacionar la Filà con el tabaco. Ambos me gustan. Pero detrás hay un cochino gusano que te calfa la cabeza para que lo dejes.
No lo voy a dejar, gusano. Tampoco la Filà.